La
disfunción sensorial
Es la dificultad que presenta una persona en la manera de
percibir el mundo a través de su visión, audición, tacto, gusto y olfato.
Responde de forma anómala a la estimulación normal. El niño interpreta la
información dependiendo de cómo la recibe con sus cinco sentidos. Si estos 5
sentidos no funcionan de forma correcta, el niño recibe y canaliza la
información de forma alterada. No puede manejar los estímulos que provienen del
mundo exterior que llegan a su cerebro. Al ser su percepción del estímulo anormal,
la respuesta a nivel de conducta o aprendizaje también será anómala.
Los
problemas sensoriales se manifiestan en diversas formas: hiperactividad, falta
de concentración, déficit de atención, problemas de aprendizaje, apatía motora,
agresividad, estrés, etc.
¿De
qué forma una disfunción sensorial puede manifestarse en un niño con un déficit
de atención?
Un
niño que no presta atención o se dispersa con facilidad puede estar presentando
un problema sensorial con relación a cómo
utiliza sus sentidos. No estamos hablando de una lesión orgánica, sino de los canales sensoriales, que es por donde
“viaja” del exterior al cerebro la información sensorial y de la sensibilidad
de cada sentido.
Los
niños de gran sensibilidad al ruido (hiperauditivos) se distraen con muchísima facilidad en clases grandes,
cualquier ruido llama su atención y como consecuencia de ello tienen enormes
dificultades para concentrarse en lo que están haciendo. Los ruidos que
nosotros filtramos, normalmente sin darnos cuenta, para ellos constituyen un
grave problema porque ellos no pueden filtrar esta información de una forma
ordenada.
Debido
a esto, una de las formas que tienen de aislarse de esta excesiva información
sensorial es desconectarse de su entorno. Por ejemplo, un niño que normalmente se comunica gritando puede que simplemente no sepa
manejar correctamente los ruidos del entorno.
Tipos
de disfunciones
En
relación con los sentidos pueden aparecer básicamente dos formas de disfunción
sensorial. Cada sentido puede manifestarse como “hiper” o “hipo” sensible.
Los
niños que poseen un sistema sensorial “hiper” es como si vieran, oyeran y/o
sintieran demasiado. Los estímulos del entorno que nosotros controlamos
fácilmente resultan excesivos para ellos. Reciben demasiada estimulación que no
consiguen filtrar y procesar y les cuesta adaptarse a su entorno.
Los
niños con un sistema sensorial “hipo” en uno o más canales sensoriales no
reciben la estimulación del entorno necesaria y, por tanto, buscan
constantemente a través de su conducta, distintas fuentes de estimulación.
¿Cómo
influye el sistema sensorial en el aprendizaje escolar?
Un niño hipervisual no soporta la luz brillante del sol.
Incluso la luz fluorescente de la clase reflejada en el papel blanco puede ser
un problema, por lo que levanta la vista para eliminar el esfuerzo visual que
está haciendo y se distrae con facilidad.
El
que un niño se golpee, se pegue con sus compañeros y hasta le guste o intente
provocar que el adulto le pegue puede ser causado por una alteración de la
sensibilidad del tacto. Un niño hipotáctil es aquel niño que no conseguimos ver
quieto ni un solo instante. Necesita estar en constante movimiento. Necesita
notar presión en su piel porque le falta estímulo y por eso se autoestimula
moviendo su cuerpo y rozándolo contra la silla y la mesa de trabajo. Es brusco
con otros niños y puede ser muy resistente al dolor.
Estos
son sólo algunos de los ejemplos de anomalías sensoriales que pueden observarse
en el cuadro de un niño con problemas de aprendizaje. Muy a menudo no se
analizan dichos síntomas de forma correcta y se termina catalogando al niño
como nervioso, perezoso, distraído, hiperactivo o agresivo y a menudo se pasan
por alto las anomalías sensoriales. Lo importante es darse cuenta que estos
problemas no son en sí la causa del fracaso escolar, sino el “síntoma” de un
desorden neurológico-funcional.
Puesto
que los sentidos son los trasmisores de la información recibida del entorno y
dirigida al cerebro, es lógico dar por sentado que una información correcta
transmitida a través de un canal sensorial distorsionado quedará registrada en
el cerebro de forma inadecuada y por tanto será mal interpretada.
Aproximadamente
del 15% al 20% de niños con problemas de aprendizaje tienen en realidad
problemas sensoriales y no de desarrollo. Estas distorsiones, una vez
diagnosticadas, son tratables y cuanto antes mejor.
La
actitud de los padres
La
comprensión por parte de los padres es muy importante. Saber qué es una
disfunción sensorial y por qué su hijo se comporta como lo hace les ayudará a
aceptar y acercarse al mundo de sus hijos.
Lo
segundo será tratar de cambiar el entorno para que el niño se ajuste mejor. Una
vez conseguido esto, la receptividad del niño y su respuesta ante los estímulos
empezará a cambiar. Mientras tanto, con ejercicios se intentará ir a la causa
de los problemas y se tratarán en profundidad el canal o canales sensoriales
deficientes.
Actividades
recomendadas para las deficiencias sensoriales
¿Cómo
podemos estimular en el día a día a los niños con deficiencias sensoriales?
Niños
hiperauditivos:
Con
un niño hiperauditivo, tan sensible al ruido que no consigue filtrar ruidos que
normalmente se filtran y que, como consecuencia de ello, se distrae con
cualquier cosa y no logra concentrarse, podemos:
Utilizar filtros auditivos para reducir su sensibilidad al ruido.
Eliminar la visión para mejorar el nivel de atención auditiva del niño, como
hablar al niño (o contarle historias) en forma de susurros en una habitación
oscura con el objetivo de mejorar su habilidad para escuchar. Oír no quiere
decir escuchar. Estos niños oyen correctamente pero no necesariamente escuchan
bien, y su habilidad de escuchar puede tener una influencia significativa en el
desarrollo del lenguaje.
Realizar actividades vestibulares tales como volteretas, croquetas, silla
giratoria, etc.
Niños
hipoauditivos:
Con
un niño hipoauditivo, el cual no recibe con tanta calidad los sonidos que la
mayoría percibimos, los ejercicios recomendados son:
Juguetes sonoros (cajas con bolitas, bolsa con canicas, etc.). Éstos
representan frecuencias acústicas y permite observar a qué tipos de sonidos
reacciona el niño.
Instrumentos musicales como el xilófono o el pandero permiten realizar sonidos
de diferentes frecuencias.
Dar palmaditas delante del niño y que luego él reproduzca la misma combinación
que ha escuchado.
Dejarle notar las vibraciones de unos altavoces cuando suena una música con
bastantes contrastes.
Permitirle escuchar el sonido que hacen algunos animales u objetos. Grabarlos
en una cinta y jugar a identificar los sonidos con las imágenes
correspondientes que, previamente, habremos conseguido.
Actividades
recomendadas para las deficiencias sensoriales
¿Cómo
podemos estimular en el día a día a los niños con deficiencias sensoriales?
Niños
hipervisuales:
Será
necesaria una estimulación visual. Ésta se lleva a cabo mediante:
Distintos filtros de colores que les ayuden a reducir su sensibilidad a la luz
en el papel.
Niños
hipovisuales:
Ejercicios básicos con luces destinados a estimular la visión del niño. El
objetivo de dicha estimulación visual es intentar reducir comportamientos como:
constante aleteo de manos delante de los ojos, encender y apagar repetidamente
la luz de las habitaciones, balanceos, giros sobre uno mismo y otros
comportamientos anómalos relacionados con el movimiento.
Es importante señalar que una hipovisión no implica una visión pobre en la que
se prescribiría el uso de gafas. Un niño hipovisual puede tener, en términos de
medición, una visión correcta.
En una habitación oscura, proyectar la luz de una linterna sobre las paredes,
el techo, ventanas… y jugar con el niño a atrapar la luz.
Ejercicios de optometría.
Niño
hipertáctil:
Ante
un sentido hipertáctil nuestra forma de contacto físico con el niño debe ser
muy cuidadosa. Primero le tocaremos, le abrazaremos y daremos masajes
suavemente. A medida que el niño vaya perdiendo miedo a nuestra cercanía y
acepte cada vez más nuestro contacto, la hipersensibilidad del niño se irá
reduciendo y se irá normalizando
Niño
hipotáctil:
Los masajes serán la
primera forma de estimulación necesaria. Masajes de presión profundos con las
manos por todo el cuerpo en especial las extremidades y masajes con vibrador.
Estimularemos la sensación de frío y calor utilizando un secador por todo el
cuerpo para que aprenda a percibir las diferencias en la temperatura.
Lo mismo haremos
sumergiéndolo en una bañera con agua fría y luego caliente.
Pondremos en la bañera
gran cantidad de garbanzos para que pueda tumbarse y masajearse él mismo con
ellos. Esto da pie a gran cantidad de juegos que nos permiten masajear zonas
como la yema de los dedos, pies, nalgas, etc. que de otra manera costarían más.
Actividades
recomendadas para las deficiencias sensoriales
¿Cómo
podemos estimular en el día a día a los niños con deficiencias sensoriales?
Con
olfato “hiper”:
Empezaremos ofreciéndole al niño olores muy suaves que pueda tolerar para, poco
a poco, ayudarle a aceptar olores cada vez más fuertes: primero le haremos oler
cosas muy suaves como agua, azúcar, mantequilla. Luego pasaremos a olores como
fruta, café, carne, etc para acabar con olores más fuertes tipo mostaza,
vinagre o perfumes.
Ante
un olfato “hipo”:
Haremos
todo lo contrario a lo anterior:
Empezaremos
ofreciéndole olores fuertes para gradualmente pasar a olores cada vez más
suaves. Utilizaremos jabones, aceites, especias, flores, etc.
Podemos pasarle Bits
de olores, es decir, cada día ungirle las yemas de los dedos con un concentrado
de aroma (en forma de aceite) y permitirle la oportunidad de que se huela cada
vez que quiera.
También puedes
utilizar un “quemador” para ambientar tu casa cada día con un aroma diferente.
Estos quemadores se encuentran en cualquier tienda naturista o de regalo, así
como los aceites olorosos. Juega a que tu hijo identifique el olor: jazmín,
pino, limón, etc.
A
un niño con el sentido del gusto “hipo”:
Le expondremos a todo
tipo de sabores fuertes. Estimularemos las áreas de la boca donde se encuentran
los receptores del gusto. El orden será de lo más fuerte a lo más suave.
Con
el sentido del gusto “hiper”:
Haremos
todo lo opuesto a lo anterior:
Empezaremos
ofreciéndole al niño sabores muy suaves para ir, de forma gradual, hacia
sabores cada vez más intensos. Las comidas fuertes se darán, al principio, de
forma diluida.
Este
es sólo un esbozo del tipo de ejercicios que pueden ser recomendados a un niño
para ayudarle en su desarrollo neurológico-funcional, ya que a cada niño se le
diseña su propio programa con el fin de optimizar el desarrollo y aprendizaje.
¿Cómo
hemos de ajustar el entorno a los niños con disfunciones sensoriales?
En el caso de una hiperaudición, recomendaremos que se
reduzca al máximo los ruidos de la casa: bajar el volumen de la TV, la radio,
bajar el tono de voz entre los miembros de la familia y si es posible,
favorecer el uso de moquetas y cortinas en los cuartos para absorber ruidos.
Intentaremos evitar situaciones tales como tráfico, zonas multitudinarias como
almacenes, circos, metro y si es necesario recomendaremos el uso de tapones
para los oídos.
A un
niño hipervisual le protegeremos de la luz brillante del sol, le recomendaremos
el uso de gafas de sol y procuraremos que sus ojos no estén demasiado tiempo
expuestos al reflejo de luces fluorescentes.
En
el caso de un niño con su sistema táctil “hiper” quedarán descartadas las
prendas de vestir apretadas, evitando cuellos altos, sombreros, bufandas o
cualquier prenda áspera que agobie al niño, como tejanos, jerséis de lana, etc.
Con
un niño hiperolfativo la forma de ajustar el entorno será evitar cocinar
alimentos fuertes cuando él esté cerca. Se procurará que en casa no haya
ceniceros con colillas, no se utilizarán en la medida de lo posible perfumes
fuertes, colonia y spray para el pelo. Las prendas de tejido poliéster retienen
mucho el olor por lo que también procurarán evitarse.
Cuando
nos encontremos con el sentido del gusto “hiper” se darán al niño
principalmente comidas suaves y no se le forzará a probar sabores fuertes o
bebidas gaseosas.
A la
vez que el entorno empieza a dejar de ser una amenaza para él, nuestro objetivo
es seguir con el tratamiento destinado a normalizar los canales sensoriales.
Por
James McGonagle, autor del libro Cómo aumentar las capacidades potenciales de
tu hijo