lunes, 28 de noviembre de 2016

Cómo educar a un genio desde la infancia

  • Una investigación de 45 años de duración sobre niños superdotados revela los requisitos para detectar y formar los científicos que liderarán el siglo XXI




Cómo educar a un genio desde la infancia
Una imagen de archivo de un niño que escribe fórmulas en una pizarra (Getty
 

Los niños superdotados de hoy serán los líderes intelectuales del mañana. Siempre y cuando se les eduque bien. A esta conclusión llega un estudio de más de 45 años de duración sobre pequeños cerebros extraordinarios que inició Julian C. Stanley en la Universidad Johns Hopkins en 1971.
Muchos de los multimillonarios del momento tienen coeficientes intelectuales que superan los 130 puntos. Muy probablemente, son superdotados, como el cofundador de Microsoft Bill Gates o el astrofísico Stephen Hawing, que tienen una mente de 160 puntos. También es sabido que la brillantez intelectual de unos jovencísimos Mark Zuckerberg(Facebook) y Sergey Brin (Google) captó la atención del Centro para Jóvenes con Talento de la Universidad Johns Hopkins. Allí pasaron un verano cuando eran adolescentes participando en un programa que recluta a potenciales genios.
Ir a buscar al genio, es lo último que aconsejamos a los padres”
CAMILLA BENBOW
Decana en desarrollo humano
Las investigaciones de Stanley, tituladas The Study of Mathematically Precocious Youth (SMPY), han seguido las carreras y los logros de unos 5.000 individuos, muchos de los cuales han acabado convirtiéndose en científicos de alto rendimiento. Con esos datos, sus actuales directores -Camilla Benbow y David Lubinski, de la Universidad de Vanderbilt- han aportado algunas sugerencias para fomentar tanto el rendimiento como la felicidad de un niño inteligente. Y así mejorar las probabilidades para que un día llegue a cambiar el mundo, tal y como se propuso Stanley.
“Ir a buscar al genio, es lo último que aconsejamos a los padres”, afirma Benbow. “Ese objetivo puede dar lugar a todo tipo de problemas sociales y emocionales”, añade la decana en desarrollo humano a la revista Nature .
Consejos para nutrir a un niño con talento:
BENBOW Y OTROS INVESTIGADORES DE DESARROLLO DE TALENTO
- Exponer a los niños a diversas experiencias.
- Cuando un niño presenta intereses o talentos fuertes, proporcionar oportunidades para desarrollarlos.
- Apoyar tanto a las necesidades intelectuales como a las emocionales.
- Ayudar a los niños a desarrollar una “mentalidad de crecimiento”, elogiando el esfuerzo, y no la capacidad.
- Animar a los niños a enfrentar riesgos intelectuales y estar abierto a fracasos que les ayuden a aprender.
- ¡Cuidado con las etiquetas! Ser identificados como superdotados puede convertirse en una carga emocional para ellos.
Trabajar codo con codo con los maestros para satisfacer las necesidades de su hijo. Los estudiantes inteligentes a menudo necesitan un material más desafiante, apoyo adicional o más libertad para aprender a su propio ritmo.
Poner a prueba sus habilidades en un centro especializado. Esto puede ayudar a fortalecer los argumentos de los padres para apostar por un aprendizaje más avanzado, o puede revelar problemas como la dislexia, el déficit de atención o la hiperactividad, o problemas sociales y emocionales.
Con todo, Lubinski, se queja en la misma revista especializada de que la sociedad actual, al menos la estadounidense, está más motivada en apoyar a las estrellas deportivas que a los ‘atletas matemáticos’ (así llama a los talentos intelectuales). Pero “cuando nos fijamos en los problemas que enfrenta la sociedad actualmente – ya sea sanidad, cambio climático, terrorismo, energía… - estos son los niños que tienen el mayor potencial para resolverlos”, comenta, y añade: “Estos son los niños por los que tendríamos que apostar”.

Cómo afecta el sistema sensorial en el aprendizaje de tu hijo?





  La disfunción sensorial
   Es la dificultad que presenta una persona en la manera de percibir el mundo a través de su visión, audición, tacto, gusto y olfato. Responde de forma anómala a la estimulación normal. El niño interpreta la información dependiendo de cómo la recibe con sus cinco sentidos. Si estos 5 sentidos no funcionan de forma correcta, el niño recibe y canaliza la información de forma alterada. No puede manejar los estímulos que provienen del mundo exterior que llegan a su cerebro. Al ser su percepción del estímulo anormal, la respuesta a nivel de conducta o aprendizaje también será anómala.
   Los problemas sensoriales se manifiestan en diversas formas: hiperactividad, falta de concentración, déficit de atención, problemas de aprendizaje, apatía motora, agresividad, estrés, etc.
   ¿De qué forma una disfunción sensorial puede manifestarse en un niño con un déficit de atención?
   Un niño que no presta atención o se dispersa con facilidad puede estar presentando un problema sensorial con relación a cómo utiliza sus sentidos. No estamos hablando de una lesión orgánica, sino de los canales sensoriales, que es por donde “viaja” del exterior al cerebro la información sensorial y de la sensibilidad de cada sentido.
   Los niños de gran sensibilidad al ruido (hiperauditivos) se distraen con muchísima facilidad en clases grandes, cualquier ruido llama su atención y como consecuencia de ello tienen enormes dificultades para concentrarse en lo que están haciendo. Los ruidos que nosotros filtramos, normalmente sin darnos cuenta, para ellos constituyen un grave problema porque ellos no pueden filtrar esta información de una forma ordenada.
   Debido a esto, una de las formas que tienen de aislarse de esta excesiva información sensorial es desconectarse de su entorno. Por ejemplo, un niño que normalmente se comunica gritando puede que simplemente no sepa manejar correctamente los ruidos del entorno.
   Tipos de disfunciones
   En relación con los sentidos pueden aparecer básicamente dos formas de disfunción sensorial. Cada sentido puede manifestarse como “hiper” o “hipo” sensible.
   Los niños que poseen un sistema sensorial “hiper” es como si vieran, oyeran y/o sintieran demasiado. Los estímulos del entorno que nosotros controlamos fácilmente resultan excesivos para ellos. Reciben demasiada estimulación que no consiguen filtrar y procesar y les cuesta adaptarse a su entorno.
   Los niños con un sistema sensorial “hipo” en uno o más canales sensoriales no reciben la estimulación del entorno necesaria y, por tanto, buscan constantemente a través de su conducta, distintas fuentes de estimulación.
   ¿Cómo influye el sistema sensorial en el aprendizaje escolar?
   Un niño hipervisual no soporta la luz brillante del sol. Incluso la luz fluorescente de la clase reflejada en el papel blanco puede ser un problema, por lo que levanta la vista para eliminar el esfuerzo visual que está haciendo y se distrae con facilidad.
   El que un niño se golpee, se pegue con sus compañeros y hasta le guste o intente provocar que el adulto le pegue puede ser causado por una alteración de la sensibilidad del tacto. Un niño hipotáctil es aquel niño que no conseguimos ver quieto ni un solo instante. Necesita estar en constante movimiento. Necesita notar presión en su piel porque le falta estímulo y por eso se autoestimula moviendo su cuerpo y rozándolo contra la silla y la mesa de trabajo. Es brusco con otros niños y puede ser muy resistente al dolor.
   Estos son sólo algunos de los ejemplos de anomalías sensoriales que pueden observarse en el cuadro de un niño con problemas de aprendizaje. Muy a menudo no se analizan dichos síntomas de forma correcta y se termina catalogando al niño como nervioso, perezoso, distraído, hiperactivo o agresivo y a menudo se pasan por alto las anomalías sensoriales. Lo importante es darse cuenta que estos problemas no son en sí la causa del fracaso escolar, sino el “síntoma” de un desorden neurológico-funcional.
   Puesto que los sentidos son los trasmisores de la información recibida del entorno y dirigida al cerebro, es lógico dar por sentado que una información correcta transmitida a través de un canal sensorial distorsionado quedará registrada en el cerebro de forma inadecuada y por tanto será mal interpretada.
   Aproximadamente del 15% al 20% de niños con problemas de aprendizaje tienen en realidad problemas sensoriales y no de desarrollo. Estas distorsiones, una vez diagnosticadas, son tratables y cuanto antes mejor.
   La actitud de los padres
   La comprensión por parte de los padres es muy importante. Saber qué es una disfunción sensorial y por qué su hijo se comporta como lo hace les ayudará a aceptar y acercarse al mundo de sus hijos.
   Lo segundo será tratar de cambiar el entorno para que el niño se ajuste mejor. Una vez conseguido esto, la receptividad del niño y su respuesta ante los estímulos empezará a cambiar. Mientras tanto, con ejercicios se intentará ir a la causa de los problemas y se tratarán en profundidad el canal o canales sensoriales deficientes.
   Actividades recomendadas para las deficiencias sensoriales
   ¿Cómo podemos estimular en el día a día a los niños con deficiencias sensoriales?
   Niños hiperauditivos:
   Con un niño hiperauditivo, tan sensible al ruido que no consigue filtrar ruidos que normalmente se filtran y que, como consecuencia de ello, se distrae con cualquier cosa y no logra concentrarse, podemos:
Utilizar filtros auditivos para reducir su sensibilidad al ruido.
Eliminar la visión para mejorar el nivel de atención auditiva del niño, como hablar al niño (o contarle historias) en forma de susurros en una habitación oscura con el objetivo de mejorar su habilidad para escuchar. Oír no quiere decir escuchar. Estos niños oyen correctamente pero no necesariamente escuchan bien, y su habilidad de escuchar puede tener una influencia significativa en el desarrollo del lenguaje.
Realizar actividades vestibulares tales como volteretas, croquetas, silla giratoria, etc.
   Niños hipoauditivos:
   Con un niño hipoauditivo, el cual no recibe con tanta calidad los sonidos que la mayoría percibimos, los ejercicios recomendados son:
Juguetes sonoros (cajas con bolitas, bolsa con canicas, etc.). Éstos representan frecuencias acústicas y permite observar a qué tipos de sonidos reacciona el niño.
Instrumentos musicales como el xilófono o el pandero permiten realizar sonidos de diferentes frecuencias.
Dar palmaditas delante del niño y que luego él reproduzca la misma combinación que ha escuchado.
Dejarle notar las vibraciones de unos altavoces cuando suena una música con bastantes contrastes.
Permitirle escuchar el sonido que hacen algunos animales u objetos. Grabarlos en una cinta y jugar a identificar los sonidos con las imágenes correspondientes que, previamente, habremos conseguido.
   Actividades recomendadas para las deficiencias sensoriales
   ¿Cómo podemos estimular en el día a día a los niños con deficiencias sensoriales?
   Niños hipervisuales:
   Será necesaria una estimulación visual. Ésta se lleva a cabo mediante:
Distintos filtros de colores que les ayuden a reducir su sensibilidad a la luz en el papel.
   Niños hipovisuales:
Ejercicios básicos con luces destinados a estimular la visión del niño. El objetivo de dicha estimulación visual es intentar reducir comportamientos como: constante aleteo de manos delante de los ojos, encender y apagar repetidamente la luz de las habitaciones, balanceos, giros sobre uno mismo y otros comportamientos anómalos relacionados con el movimiento.
Es importante señalar que una hipovisión no implica una visión pobre en la que se prescribiría el uso de gafas. Un niño hipovisual puede tener, en términos de medición, una visión correcta.
En una habitación oscura, proyectar la luz de una linterna sobre las paredes, el techo, ventanas… y jugar con el niño a atrapar la luz.
Ejercicios de optometría.
   Niño hipertáctil:
   Ante un sentido hipertáctil nuestra forma de contacto físico con el niño debe ser muy cuidadosa. Primero le tocaremos, le abrazaremos y daremos masajes suavemente. A medida que el niño vaya perdiendo miedo a nuestra cercanía y acepte cada vez más nuestro contacto, la hipersensibilidad del niño se irá reduciendo y se irá normalizando
   Niño hipotáctil:
Los masajes serán la primera forma de estimulación necesaria. Masajes de presión profundos con las manos por todo el cuerpo en especial las extremidades y masajes con vibrador.
Estimularemos la sensación de frío y calor utilizando un secador por todo el cuerpo para que aprenda a percibir las diferencias en la temperatura.
Lo mismo haremos sumergiéndolo en una bañera con agua fría y luego caliente.
Pondremos en la bañera gran cantidad de garbanzos para que pueda tumbarse y masajearse él mismo con ellos. Esto da pie a gran cantidad de juegos que nos permiten masajear zonas como la yema de los dedos, pies, nalgas, etc. que de otra manera costarían más.
   Actividades recomendadas para las deficiencias sensoriales
   ¿Cómo podemos estimular en el día a día a los niños con deficiencias sensoriales?
   Con olfato “hiper”:
Empezaremos ofreciéndole al niño olores muy suaves que pueda tolerar para, poco a poco, ayudarle a aceptar olores cada vez más fuertes: primero le haremos oler cosas muy suaves como agua, azúcar, mantequilla. Luego pasaremos a olores como fruta, café, carne, etc para acabar con olores más fuertes tipo mostaza, vinagre o perfumes.
   Ante un olfato “hipo”:
   Haremos todo lo contrario a lo anterior:
Empezaremos ofreciéndole olores fuertes para gradualmente pasar a olores cada vez más suaves. Utilizaremos jabones, aceites, especias, flores, etc.
Podemos pasarle Bits de olores, es decir, cada día ungirle las yemas de los dedos con un concentrado de aroma (en forma de aceite) y permitirle la oportunidad de que se huela cada vez que quiera.
También puedes utilizar un “quemador” para ambientar tu casa cada día con un aroma diferente. Estos quemadores se encuentran en cualquier tienda naturista o de regalo, así como los aceites olorosos. Juega a que tu hijo identifique el olor: jazmín, pino, limón, etc.
   A un niño con el sentido del gusto “hipo”:
Le expondremos a todo tipo de sabores fuertes. Estimularemos las áreas de la boca donde se encuentran los receptores del gusto. El orden será de lo más fuerte a lo más suave.
   Con el sentido del gusto “hiper”:
   Haremos todo lo opuesto a lo anterior:
Empezaremos ofreciéndole al niño sabores muy suaves para ir, de forma gradual, hacia sabores cada vez más intensos. Las comidas fuertes se darán, al principio, de forma diluida.
   Este es sólo un esbozo del tipo de ejercicios que pueden ser recomendados a un niño para ayudarle en su desarrollo neurológico-funcional, ya que a cada niño se le diseña su propio programa con el fin de optimizar el desarrollo y aprendizaje.
   ¿Cómo hemos de ajustar el entorno a los niños con disfunciones sensoriales?
   En el caso de una hiperaudición, recomendaremos que se reduzca al máximo los ruidos de la casa: bajar el volumen de la TV, la radio, bajar el tono de voz entre los miembros de la familia y si es posible, favorecer el uso de moquetas y cortinas en los cuartos para absorber ruidos. Intentaremos evitar situaciones tales como tráfico, zonas multitudinarias como almacenes, circos, metro y si es necesario recomendaremos el uso de tapones para los oídos.
   A un niño hipervisual le protegeremos de la luz brillante del sol, le recomendaremos el uso de gafas de sol y procuraremos que sus ojos no estén demasiado tiempo expuestos al reflejo de luces fluorescentes.
   En el caso de un niño con su sistema táctil “hiper” quedarán descartadas las prendas de vestir apretadas, evitando cuellos altos, sombreros, bufandas o cualquier prenda áspera que agobie al niño, como tejanos, jerséis de lana, etc.
   Con un niño hiperolfativo la forma de ajustar el entorno será evitar cocinar alimentos fuertes cuando él esté cerca. Se procurará que en casa no haya ceniceros con colillas, no se utilizarán en la medida de lo posible perfumes fuertes, colonia y spray para el pelo. Las prendas de tejido poliéster retienen mucho el olor por lo que también procurarán evitarse.
   Cuando nos encontremos con el sentido del gusto “hiper” se darán al niño principalmente comidas suaves y no se le forzará a probar sabores fuertes o bebidas gaseosas.
   A la vez que el entorno empieza a dejar de ser una amenaza para él, nuestro objetivo es seguir con el tratamiento destinado a normalizar los canales sensoriales.

   Por James McGonagle, autor del libro Cómo aumentar las capacidades potenciales de tu hijo

Cerebros en llamas: la multi-modalidad de los superdotados y sus implicaciones en la enseñanza


Las imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf) proporcionan nuevos y apasionantes conocimientos sobre cómo piensan los cerebros más dotados. El estudio de las mentes prodigiosas, de las mentes de los más hábiles solucionadores de problemas, de los expertos en música o de los expertos visuales, nos acerca a entender cómo piensan las personas superdotadas y nos ayuda a completar la visión que antes se obtenía de las biografías y las notas personales.

Lo primero en lo que uno se fija al ver las IRMf de estas personas es que la imagen parece un “cerebro en llamas”, con multitud de pequeños incendios, correspondientes a la alta actividad metabólica, brillando de color rojo por toda la imagen. Cada punto representa millones de micro-combustiones en las que la glucosa se metaboliza para proporcionar la energía que la actividad cerebral necesita.

 Ahora ya sabemos, por ejemplo, que los cerebros superdotados son metabolizadores muy intensos y difusos, pero los descubrimientos no acaban ahí, ya que toda esta actividad requiere una compleja coordinación en la que parece que participan diversas áreas del cerebro, visuales, espaciales, verbales y sensoriales.

 La forma de pensar de los superdotados difícilmente implica un pensamiento unimodal; los superdotados son, más bien, grandes conductores y organizadores de información diversa y multimodal. Ahora empezamos a entender por qué algunos jóvenes talentosos resultan tan difíciles de educar y por qué la organización debería ser un aspecto esencial de su educación.

Hay numerosas evidencias de que los niños superdotados muestran una activación sensorial y un grado de conciencia elevados. En esencia, los cerebros superdotados son hiper-sensibles a la estimulación y pueden serlo más aún con entrenamiento. Pero no sólo las impresiones iniciales que tienen de los estímulos son especialmente fuertes, sino que también los recuerdos posteriores de esas impresiones son, a menudo, inusualmente intensos o vívidos. Debido a esta correlación positiva entre la intensidad de las impresiones iniciales y la calidad del recuerdo, la memoria de los cerebros superdotados es más eficiente. Además, estos recuerdos no sólo son muy intensos y duraderos, sino que también se caracterizan por la multimodalidad; es decir, involucran áreas del cerebro que almacenan diferentes tipos de memoria, como recuerdos personales, recuerdos de diferentes modalidades sensoriales (como el color, el sonido, el olor o la imagen), datos verbales o hechos objetivos. Esta forma de pensar multimodal supone la capacidad de realizar conexiones de una manera distinta a la de otras personas y conlleva capacidades especiales en pensamiento asociativo (incluidas analogías y metáforas) y en habilidades de análisis o de organización (a través de las cuales se entienden y sistematizan las asociaciones o relaciones establecidas).

Como resultado de estas características especiales del cerebro, estas personas suelen gozar de unos beneficios que incluyen una percepción más vívida, una gran memoria, una mayor base de conocimientos, una mayor capacidad para establecer relaciones y una mayor capacidad analítica. Sin embargo, estas mismas características neurológicas tienen una serie de inconvenientes potenciales, que incluyen: sobrecargas sensorial, emocional y de memoria, hipersensibilidad sensorial, desorganización personal, distracción, retraso en el procesamiento de la información debido a la “parálisis por análisis” (o quedarse bloqueado por un exceso de opciones) y fatiga mental. 



El reto para estas personas, y para quienes les educan, es mantener el “fuego” en cantidad suficiente para obtener luz y calor, pero sin que llegue a quemar.

Una de las claves para conseguir este deseado equilibrio se encuentra en la parte frontal del cerebro, en una interacción coordinada de los hemisferios derecho e izquierdo, a la que hemos denominado pensamiento creativo-corporativo.

 El pensamiento creativo-corporativo consiste en una asociación o corporación entre el “director ejecutivo” del hemisferio izquierdo del cerebro y el “director creativo” del hemisferio derecho. La interacción entre ambos da como resultado el equilibrio corporativo del que estamos hablando, en el que el director ejecutivo del lado izquierdo se concentra, prioriza objetivos, se fija en los detalles y define las estrategias, y el director creativo del lado derecho divaga, combina ideas, sensaciones e imágenes y genera enfoques alternativos, sin perder nunca de vista el panorama general. Cada una de estas funciones tiene una “cultura corporativa” distinta, con estilos y lenguajes propios, y las dos son esenciales para el correcto funcionamiento de la corporación. La clave del pensamiento óptimo es mantener una comunicación productiva y cooperativa entre las dos partes. Esta cooperación es esencial independientemente de la tarea. Incluso las habilidades aparentemente analíticas, como las matemáticas, implican una enorme cantidad de imaginación, de dejar volar la mente, de buscar relaciones… y las habilidades aparentemente abstractas y creativas, como la pintura o la escultura, requieren una enorme cantidad de planificación detallada.

Estos hallazgos suponen una serie de implicaciones a la hora de enseñar a los niños superdotados.

 En primer lugar, son niños que, debido a la alta sensibilidad de su sistema nervioso, suelen aprender con menos repeticiones y necesitan menos explicaciones en clase, pero es importante tener presente que es posible que la alta sensibilidad esté presente sólo en una modalidad sensorial (auditiva, visual o cinestésica) y no de forma transversal. 


Por otro lado, también es importante recordar que esta alta sensibilidad puede dar lugar a una mayor distracción, lo que a veces lleva a sospechar un TDAH cuando no es así. Además, en los niños superdotados la tendencia a distraerse suele ir acompañada de una gran capacidad para perseverar en la tarea, de manera que aunque su atención parezca errática, siempre que vuelvan al trabajo y éste se haga, no debería considerarse un impedimento; es más, hay evidencias de que esta “distracción” es una de las bases de la creatividad. 

Sin embargo, cuando la alta sensibilidad se traduce en problemas de aprendizaje, ya sea por distracción debida a estímulos de tipo visual, auditivo, táctil, o de otro tipo, entonces es un problema real que requiere evaluación y tratamiento.

En segundo lugar, los niños superdotados suelen tener una memoria más eficaz, por lo que requieren menos repaso en clase, además de que generalmente llegan al aula con más conocimientos que los demás niños, conocimientos que han obtenido de fuentes externas, con frecuencia a través de un aprendizaje incidental, es decir, escuchando, observando… percibiendo y captando informaciones fuera del canal de la educación formal.

 Son como un imán cognitivo que atrae y absorbe ideas e información con una avidez que no muestran sus compañeros. Muy a menudo, esta facilidad para la adquisición de información ha sido interpretada como una señal de que la educación de los superdotados debe consistir en llenar sus cerebros de información hasta saturarlos. 

Pero la verdad es justo al revés. Precisamente porque son capaces de adquirir y retener con menos esfuerzo los conocimientos básicos, lo que se debe hacer es dedicar a esta adquisición menos tiempo, no más y, con el tiempo que sobra, enseñarles a pensar como mentes expertas


No necesitan una mayor cantidad de información, sino aprender a qué hacer con la que ya tienen.


Así, y por último, creemos que otro aspecto al que se debe dedicar más atención con estos alumnos, en lugar de enseñarles una mayor cantidad de información, es a la enseñanza del procesamiento y la organización de la información. Para conseguir esto recomendamos dividir la educación en tres áreas principales: entender la naturaleza del pensamiento, entender la naturaleza de la información y entender los usos de la información.

Por entender la naturaleza del pensamiento nos referimos a la clase de entrenamiento metacognitivo (pensar sobre el pensamiento) que permite dirigir y gestionar el propio pensamiento con más eficacia, y que incluiría cuestiones como la naturaleza de la memoria, el procesamiento sensorial, la organización mental y los estilos de aprendizaje, lo que dotaría a los alumnos de conocimientos mnemotécnicos y de estrategias organizativas, interpersonales y de otros tipos de estrategias de resolución de problemas.


 Esta clase de formación les permitiría abordar tanto el aprendizaje en general como problemas específicos con el mayor número posible de oportunidades de éxito. También defendemos la importancia de dar a los estudiantes superdotados más tiempo para la meditación y la reflexión, de manera que, en lugar de someter a los estudiantes a un aluvión de informaciones que sólo podrán explorar de forma superficial, proponemos volver a un modelo clásico de educación en el que se estudien menos cosas, pero durante más tiempo y en mayor profundidad.

Con la expresión entender la naturaleza de la información nos referimos a enseñar a los estudiantes la habilidad para evaluar la calidad o la condición de una unidad de información como unidad de conocimiento. Con la creciente disponibilidad de información en Internet, en cantidades abrumadoras y sin ninguna jerarquía, es especialmente importante que los estudiantes tengan la capacidad de valorar de forma independiente la calidad y la fiabilidad de esa información. Tienen que ser capaces de formular las preguntas adecuadas y de evaluar las respuestas que reciben. 


Deben ser capaces de reconocer cuando algo está basado en datos científicos y cuando no, qué tipo de información puede ser considerada conocimiento y cuál debe considerarse opinión, qué tipo de preguntas pueden tener respuestas definitivas y cuáles tienen respuestas provisionales. 

En otras palabras, se les debe enseñar a pensar como historiadores más que como estudiantes de historia, como científicos más que como simples recolectores de datos, como críticos literarios más que como “loros” que repiten lo leído. Se debe mostrar cómo se adquiere y se valida el conocimiento en el mundo real, cómo el hecho de ser un expertoes diferente en cada campo y de qué forma pueden ellos desempeñar su papel en el avance del conocimiento. En otras palabras, se tienen que dar cuenta de que el conocimiento no es un depósito estático de información, sino un proceso, activo y dinámico.

Con la expresión entender los usos de la información nos referimos a enseñarles a descubrir el sentido instrumental o práctico de la información, así como su valor racional. En contraste con su forma abstracta, que es la que históricamente se ha empleado para enseñar materias como matemáticas y ciencias, los avances actuales del conocimiento han sido motivados por el intento de solucionar cuestiones que tenían un valor práctico para la comunidad y no por el hecho de conocer por conocer. El entender la relevancia que tuvieron ciertos avances en la vida de las personas que los persiguieron hace de la información algo no sólo más atractivo para los alumnos, sino que, debido a la fuerza que tiene la memoria referida a hechos personales, la hace algo mucho más fácil de recordar.

Finalmente, recomendamos formar a los alumnos superdotados en una disciplina que llamamos neuro-retórica ​​y que consiste en enseñarles a comprender la estructura y el poder de los argumentos y discursos en relación a la naturaleza de la cognición y del conocimiento. Es decir, enseñarles a entender qué es lo que realmente motiva a las personas a tomar sus decisiones en función de los procesos mentales que utilizan.

El aumentar la conciencia de los estudiantes respecto a su propio pensamiento y sus procesos de razonamiento, y también sobre la naturaleza de la información en sí misma, es algo que, en teoría, les permitirá ser tanto líderes eficaces como activos participantes, en lugar de meros observadores, de la actual sociedad de la información y del conocimiento.


Autores: Brock Eide y Eide Fernette, médicos y asesores en enseñanza. Fuente original: http://www.neurolearning.com/brainsfire.htm

Traducción al castellano: Cristina García, psicóloga, cristina@copc.cat

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Sueño y aprendizaje


ABC  CIENCIA









Algunos artículos sobre el sueño

ABC. Ciencia
Investigadores estadounidenses explican por qué el cerebro necesita dormir para suplir sus demandas energéticas y mejorar la memoria
En un estudio realizado por investigadores del sueño de la Universidad de Wisconsin–Madison y publicado en la revista Science, se indica que dormir más horas mejora la capacidad de aprendizaje del cerebro, al poder recuperarse este de las gran cantidad de sinapsis -uniones entre las células nerviosas donde se traspasan las señales eléctricas o químicas -que realiza durante el día.
«El sueño reduce el tamaño de las sinapsis nuevas, hay que crear un espacio para que las sinapsis crezcan de nuevo o no se puede aprender al día siguiente», indica Chiara Cirelli, profesora de psiquiatría en la Facultad de Medicina y Salud Pública de la UW–Madison. «Aún más importante, la reducción ahorra energía y, para el cerebro, la energía lo es todo. Aprender sin sueño es insostenible desde un punto de vista energético».
En un trabajo anterior, este laboratorio también demostró que las sinapsis reforzadas tenían niveles más altos de proteínas, acumuladas durante un día de aprendizaje, y el sueño rebaja esos niveles de proteína.
Síndrome del X Frágil
En este trabajo, los investigadores también analizaron el papel del gen FMR1, que, cuando no se expresa en los seres humanos, desemboca en el síndrome del «X Frágil», una de las causas del autismo e incapacidades mentales. Las personas con «X Frágil» también tienen dificultades para dormir.
Durante la investigación, se estudió lo que sucede cuando el gen FMR1 está «sobre-expresado», es decir, cuando más proteína FMR1 está presente en el cerebro. Trabajos anteriores habían demostrado que el FMR1 podría facilitar la reducción de las sinapsis. Durante el estudio, se observó que cuando este gen se encuentra «sobre-expresado», el aumento en el número de sinapsis en el sueño no se produce, y la consecuente necesidad de sueño disminuye.
«Esto sugiere que si las sinapsis se regulan a la baja, hay menos necesidad de dormir», apunta Cirelli. «Se trata de más evidencias para la teoría de que el sueño se impulsa por la necesidad de reducir las demandas energéticas del cerebro».
Menos sueño, más trabajo en el cerebro
Durante el experimento, se tomaron moscas del vinagre que habían pasado sus primeros días de vida en tubos individuales, demasiado pequeños para permitirles volar. A continuación, las soltaron en grupos en una cámara con mucha luz, lo que les permitió volar juntas durante 12 horas al día.
Todas las moscas tuvieron más sinapsis mientras estaban despiertas más horas, según la investigación. Tras varias horas volando en grupo, se puso de nuevo a algunas moscas en los tubos particulares, donde dormían mucho más tiempo, por lo menos un día.

Sus sinapsis volvieron la normalidad después de descansar. Las moscas que continuaron volando y fueron privadas de sueño seguían teniendo las sinapsis más grandes y densas. Este estudio aporta una gran evidencia a la teoría de que la «homeostasis sináptica», la cual mantiene el equilibrio interno de las neuronas, es una de las razones clave de por qué todos los animales necesitan dormir.







Eduard Estivill: "Los españoles dormimos una hora menos que los demás europeos"


El doctor Eduard Estivill vive en un estado de comunión casi diaria con sus lectores; muestra orgulloso un fajo de cartas de padres de toda España, Europa, Sudamérica y hasta de Australia que le dan las gracias porque con su libro han enseñado a dormir a los niños, y ahora toda la casa descansa, la pareja funciona y el trabajo ha dejado de ser un suplicio. Habla con verbo suelto y amable, la mirada siempre fija y un brillo de entusiasmo en los ojos. Lo cierto es que aparenta haber dormido bien.

-¿Cuánto necesitamos dormir?
-El número de horas que nos dan una buena vigilia. El concepto es más importante que la cantidad. Dormimos para estar despiertos: durante la noche el cerebro genera la vigilia. De hecho, sabemos que existe una serie de neurotransmisores responsables de mantener la vigilia que se van produciendo durante la noche. Y hasta que no se ha completado este trabajo, no nos despertamos correctamente. Lo mismo sucede al revés: nuestro sueño lo fabricamos durante el día. Segregamos una serie de sustancias muy ligadas a la serotonina, un péptido inductor del sueño profundo que hay que generar durante la vigilia.

-No hay, pues, un número de horas universal...-El número de horas está en función del grado de vigilia que necesita cada uno, que es variable. La gran mayoría, el 90 por 100 de la población adulta, necesita entre 7 y 8 horas. En cambio una persona a partir de los 65 o 70 años reduce sus horas nocturnas a unas 6, aunque necesita más siestas durante el día. El 5 por 100 con sólo 5 o 6 horas puede mantener una excelente vigilia. Y existe otro 5 por 100 que necesitaría entre 9 y 10 horas para mantenerse en forma. A los primeros se les llama dormidores cortos, y a los otros, grandes dormidores o dormidores largos. Ninguno es patológico.

-El escritor alemán Hans Magnus Enzensberger decía que una de las cosas que más le llaman la atención de España es lo poco que duermen sus habitantes...
-Dormimos menos horas por cuestiones puramente ambientales. Si cenamos a las 10 de la noche, antes de las 12 nadie se va a dormir, pero al día siguiente mucha gente se levanta a las 7. También hay que tener en cuenta los estímulos externos. Por ejemplo la televisión, que marca mucho los hábitos de la gente. Cuando yo era pequeño salían unos dibujos que decían: "vamos a la cama" y todos los niños sabíamos que ése era el momento de irse a dormir.

-Pero, ¿dormimos peor los españoles que otros europeos?
-Claro, claro. Somos dormidores cortos. Dormimos alrededor de una hora menos. Lo que ocurre es que este déficit de sueño es acumulativo. Si un día perdemos una hora y al día siguiente otra hora es como si hubiéramos perdido dos. Y esto se ha demostrado sometiendo a la gente a pruebas de alerta ante estímulos muy monótonos para medir su rendimiento, como una pantalla de televisión o un comecocos, para ver cuánto tiempo aguantan sin cometer errores. Y se ve que hay una progresión geométrica en el número de errores cuando se duerme menos.

-¿La vida moderna dificulta el dormir bien?
-Hace un siglo dormíamos como promedio una hora más. Como no había luz la gente dedicaba más tiempo a dormir. De hecho, la luz es la que informa a nuestro cerebro de que hay que descansar. Por eso la gente que trabaja de noche y tiene que dormir de día sufre graves dificultades para conciliar un sueño correcto.

-¿El dormir poco puede afectar a la salud?
-Tiene una repercusión clarísima sobre la vigilia en tres campos: perdida de memoria, déficit de concentración y aumento de la irritabilidad. Esto sería dentro del campo que llamamos de repercusión cognitiva. Además, la persona que duerme poco tiene mayor riesgo de fatiga durante el día. Esto provoca una menor alerta, y la menor alerta significa que ante situaciones críticas, como por ejemplo al conducir, hay mayor peligro de accidente.

-Pero al margen de esta repercusión cognitiva...-La gente que padece dificultades para dormir, no tanto los que duermen poco, sino los insomnes, tienen mayor riesgo de enfermedades psiquiátricas.

-¿Y trastornos orgánicos?
-Eso no está demostrado todavía, porque el primer sueño casi nunca se pierde y es donde se hace la reparación de tipo físico, mientras en la segunda parte de la noche hay más reparación mental.

-En algún libro de divulgación del sueño se postula la posibilidad de que uno pueda acortar sus horas de sueño para vivir más tiempo despierto...
-Esto es una gran aberración. No tiene ningún fundamento científico. A veces me lo preguntan en la consulta: ¿cómo puedo dormir menos horas y estar bien al día siguiente? Esto es imposible. Es como si alguien te planteara qué hacer para comer un día al mes y no tener hambre los demás días.

¿Qué es dormir bien?
-Realizar la función del sueño de una forma satisfactoria para la persona. En esencia, sería acostarse, tener un periodo de relajación, leyendo un poco o escuchando música o sin hacer nada especial y tener un sueño continuado. También puede considerarse dormir bien tener breves despertares durante la noche y que nos pudiéramos volver a dormir sin ningún problema. Esto es poco frecuente cuando somos jóvenes y mucho más frecuente a partir de los 50 o 55 años.

-¿Se deteriora el sueño con la edad?
-No es que se deteriore, es que cambia su estructura. Igual que un bebé de un mes no puede mantener un sueño seguido toda la noche ni tampoco una vigilia seguida durante el día, a la persona mayor le pasa lo mismo. Se despierta más durante la noche, no puede mantener el sueño seguido y tampoco puede mantener la vigilia seguida. Por tanto la persona mayor que duerma 5 o 6 horas por la noche y que durante el día pueda hacer un par de siestas de 10 a 20 minutos es una persona totalmente normal. El problema de la gente mayor es que está mucho más tiempo en la cama del que duerme.

-¿Cuál es el trastorno del sueño más frecuente?
-El insomnio. Después, en cuanto a gravedad, sería el síndrome de apnea del sueño: los ronquidos con paradas respiratorias. Y también el insomnio infantil.

-¿Por qué dormimos?
-Para estar despiertos.

-Eso lo puede decir cualquiera
-Pero tiene mucha importancia. Dormimos porque durante el sueño se produce una serie de funciones a nivel cerebral y cardiorrespiratorio, indispensables para estar alerta al día siguiente. El estado del hombre no es estar despierto, sino estar despierto y estar dormido. Es como si nos planteamos por qué estamos despiertos. Estamos despiertos para poder dormir y dormimos para estar despiertos. Todo es mucho más profundo. Es como una pelota con dos mitades inseparables.

-Por lo visto las ranas no duermen...
-No sabemos muy bien desde el punto de vista filogenético cuál sería el origen del sueño. Pero sí sabemos que los delfines realizan la función del sueño por separado en sus hemisferios cerebrales. Otros animales, por ejemplo, duermen de pie, y nosotros debemos dormir estirados. Y existe un tipo de rana que no duerme.

-¿Tiene algún fundamento la orientación de la cama para dormir bien?
-No hay ningún criterio científico que lo apoye. No es que no le demos crédito, pero no lo apoyamos con la misma convicción que el hecho de que la luz o el ruido sí perjudican el sueño. Como la ciencia del sueño es muy nueva, hay espacio para muchas teorías no demostradas. La gente que duerme mal es adicta a leer sobre su problema, a comprar artilugios para dormir, esos aparatos de ondas alfa, las almohadillas... Todo esto son tonterías. Pero la gente que duerme mal sufre mucho y existe una industria alrededor del sueño porque no conocemos todavía muchos aspectos.

-¿Qué fronteras científicas quedan por alcanzar en el campo del sueño?
-Muchas. Por ejemplo, todavía no sabemos para qué sirven las distintas fases del sueño, qué pasa si las suprimimos... De hecho es lógico que no sepamos nada de estas cosas porque la medicina del sueño ha empezado no hace más de 50 años, y en cambio la medicina de la vigilia... Después, el mecanismo de producción de algunas enfermedades concretas lo desconocemos completamente, por ejemplo el de los insomnios. Aunque sabemos las causas, desconocemos los mecanismos de su funcionamiento.

-¿Qué patologías se tratan en una unidad del sueño?
-Básicamente son tres grandes grupos: insomnios, la hipersomnia o somnolencia excesiva por el día y las parasomnias, que alteran el sueño de los demás: los sonámbulos, los niños que no duermen...

-¿Cuántas unidades del sueño hay en España?
-Cada vez más, las hay en casi todos los hospitales. Pero existen muy pocas que traten todos los problemas del sueño, porque ha habido un poco de diversificación: algunas tratan sólo el problema de la apnea, pero si les envías un niño o un insomne no saben qué hacer con él.

-¿Los ensueños o ensoñaciones son asunto de la ciencia del sueño?
-No entramos en la interpretación, sino en por qué se sueña, por qué unos recuerdan más los sueños, etc. Parece que recuerdan más quienes se despiertan más, y por eso las personas mayores los recuerdan más. Es imprescindible un cierto grado de vigilia para recordar.
Gonzalo Casino

Esta entrevista fue publicada en septiembe de 1999, en el número 220 de MUY Interesante.



Así funciona nuestro cerebro cuando no dormimos lo suficiente
Todo el mundo sabe que el cerebro humano necesita entre 6 y 8 horas de sueño diarias para funcionar perfectamente. Pero, como suele ocurrir, el camino de la teoría a la práctica es muy largo: según datos del CIS en noviembre de 2014, casi un 58% de los españoles duerme menos de siete horas al día. Probablemente, la mayor parte no sea consciente de los riesgos a los que se están exponiendo; peligros para el cerebro que encontramos rigurosamente explicados en el blog Science.Mic.
Si no duermes lo suficiente, perderás memoria a largo plazo. Cuando la mente aprende nuevos datos, el hipocampo modifica su patrón de actividad neuronal; y ese patrón se reproduce mientras dormimos para fijar la información. Así, menos sueño equivale a fijar menos recuerdos. De hecho, si a lo anterior añadimos que la falta de descanso también influye en el lóbulo parietal y el córtex prefrontal, según algunos estudios podríamos incluso crear memorias falsas o erróneas a partir de nuestras experiencias si no tenemos las pilas bien cargadas.
Otra de las consecuencias de esta mala costumbre puede ser la toma de decisiones demasiado arriesgadas. Primero, la activación del córtex prefrontal en estado de somnolencia puede hacer que creamos que esa decisión será acertada. Y cuando fracasemos, la baja actividad en la región cerebral vinculada al castigo y la aversión (la ínsula anterior) provocará que nos importe más bien poco. Por cierto, si tienes que hablar en público será mejor que duermas lo necesario: el lóbulo temporal, asociado al procesamiento del lenguaje, te pasará factura si no lo haces.
Como ya habrás notado, cuando dormimos poco tendemos a ser pesimistas y negativos. No dormir interrumpe la conexión entre la amígdala cerebral, una estructura relevante en el procesado de emociones; y la corteza prefrontal medial, que nos ayuda a manejar los sentimientos. Esta es la explicación al mal humor «crónico» de las personas con falta de sueño. Además, renunciar a esas 8 horas de sueño reglamentarias te hará menos ingenioso y original: el cerebro tiende a desactivar el pensamiento divergente cuando le ponemos en esa desagradable situación.
Si no descansamos, tampoco seremos capaces de filtrar la información que nos brindan nuestros sentidos, pudiendo llegar a sufrir alucinaciones. Tanto es así que las personas que duermen poco no sólo sufren déficit de atención, sino que no procesan correctamente la información sensorial visual a través del correspondiente córtex. Esto sugiere que están «desconectados» del mundo a un nivel peligroso. Y lo más importante: recuerda que el daño ocasionado en el tronco del encéfalo puede ser irreparable. Las famosas «curas de sueño» no te devolverán lo que hayas sacrificado.


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El cine ha llevado a la gran pantalla muchas películas en las que se tratan temas relacionados con el mundo de la educación. Continuamos ampliado esta entrada con vuestras propuestas hasta alcanzar los 20 cortometrajes para educar en valores. Con ellos, el alumnado reflexionará sobre la amistad, la solidaridad, el trabajo en equipo, el respeto a las personas…