martes, 19 de septiembre de 2023

Educación basada en la evidencia . Grupo de Investigación Universidad de Córdoba


¿Hacia dónde va la educación?

 



UNESCO. Septiembre de 2022 

El 70 % de los niños de 10 años no pueden leer y comprender un texto simple

 

Crisis mundial de aprendizaje

El informe mundial de la UNESCO de 2018 ya advertía sobre los graves problemas a los que se enfrentaba la educación en el mundo, alertando de una crisis global del aprendizaje. Lamentablemente, esto no ha hecho más que empeorar desde la pandemia, según se detalla en el nuevo informe publicado en 2022 por la Unesco, Unicef y la Fundación Bill y Melinda Gates. Los datos actualizados revelaron que cerca del 70 % de los niños de 10 años de los países de ingreso bajo y mediano no podían leer y comprender un texto simple, que es la forma de medir la pobreza de aprendizajes.

En España la situación es igualmente preocupante porque, según los resultados del último informe PISA, el alumnado español tiene una puntuación por debajo de sus iguales europeos cuando se trata de comprender lo que se lee (OCDE, 2020).

 

Una nueva ley, la LOMLOE, con mejores intenciones que eficacia

 

Para intentar arreglar el problema, tras un sinfín de leyes educativas, ha llegado la LOMLOE, que con mejores intenciones que eficacia, viene acompañada de un batiburrillo de “términos lingüísticos” cuya comprensión necesita de un diccionario básico: situaciones de aprendizaje, criterios de evaluación, descriptores operativos, DUA…El resultado está siendo que un porcentaje muy alto del tiempo de los docentes se está dedicando a intentar entender qué es lo que se espera que hagamos y, sobre todo, a saber cómo y dónde hay que escribirlo.  La cuestión es que algo falla, porque dedicamos más tiempo a interpretar la norma y programar que a preparar las clases. 

¿Nuevas metodologías activas?

Para solucionar el problema, además, se está poniendo el foco en la formación del profesorado en las nuevas metodologías activas, es decir, en jugar en el aula (gamificación), y, entre un largo etcétera, en el aprendizaje-servicio, que consiste básicamente en usar lo que se ha aprendido para ayudar a otros.

La realidad es que todas ellas pueden aportar algo interesante al aprendizaje en un momento determinado. No obstante, resulta curioso que se le llamen “activas” porque ¿puede haber aprendizaje si el alumno no colabora? La respuesta ya nos la dio Galileo cuando dijo que “No se puede enseñar nada a un hombre; solo se le puede ayudar a encontrar la respuesta”, y es que es imposible obligar a nadie a aprender. De hecho, no existe el imperativo del verbo saber, por muy intuitivo que sea eso de “sábete” que dicen los niños pequeños. Sin embargo, lo que más llama la atención es que en la mayoría de esos casos nos piden hacer algo que ya hacíamos muchos de nosotros. Eso sí, con otro nombre, que si ahora no sabes decir o escribir en el lugar apropiado, pone en entredicho el trabajo de grandes profesionales, de valía y eficacia sobradamente demostrada.

Lo que sí queda claro, tal como sugiere Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE, es que el profesorado es uno de los elementos clave, y numerosos estudios muestran que su calidad es uno de los factores que más influyen en el aprendizaje y rendimiento de los alumnos.  De ahí la importancia de definir con acierto como debería ser su formación, y para eso lo primero es saber si lo que hacemos funciona o no.

 

¿Es posible saber qué funciona en educación?

 

Esta es una pregunta que a profesionales de cualquier otro ámbito les puede sorprender, porque ninguna otra profesión hace una tarea de importancia sin estar previamente seguros de que producirá el efecto deseado.

Todos damos por sentado que alguien ha comprobado desde la evidencia científica que esa nueva técnica funciona y a nadie se le ocurre basarse en opiniones en lugar de en datos en lo referente a la salud o a la seguridad.  ¿Alguien puede imaginarse que el azúcar o el colesterol se midieran con una metodología diferente en cada ocasión y en cada país, sin que nadie hubiese comprobado su eficacia para mejorar la salud del paciente?

Sin embargo, esto es lo que está pasando en educación y seguimos centrando el debate educativo en opiniones, ocurrencias y modas, olvidando que la educación también debería basarse en la evidencia científica que avale su eficacia y no solo en opiniones bienintencionadas. ¿Cuántas veces nos preguntamos en el campo educativo qué dice la ciencia sobre lo que funciona o no?  Y, sobre todo, ¿cuántas veces se comparan los resultados con los de otros estudiantes, colegios o países para diseñar estrategias eficaces?

 

La educación necesita evidencia científica y también un fuerte compromiso social

 

A pesar de que la ciencia ha mejorado todos los aspectos de nuestra vida, sus avances aún no han calado en la formación docente, aunque, afortunadamente, una nueva ciencia, la Neuroeducación, nos da claves para enseñar tal como el alumno aprenda.  Numerosos expertos, entre ellos, John Hattie, un investigador neozelandés, la OCDE, o la UNESCO llevan años recopilando y analizando el impacto que tienen las diferentes variables en el rendimiento escolar.  Todos ellos están de acuerdo en una premisa básica: el cambio de la educación debe hacerse desde el rigor científico, asumiendo que a las competencias tradicionales del `profesorado habría que añadirle el conocimiento de la herramienta que usamos para enseñar y aprender: el cerebro.

Para cambiar la educación hace falta, además, un fuerte compromiso personal y social.

Tal como dice el reciente informe de la UNESCO, este compromiso debería traducirse en medidas concretas a nivel nacional y supranacional, con una mejor evaluación del aprendizaje que ayude a subsanar la enorme carencia de datos y establecer objetivos claros que ayuden realmente a superar la actual crisis educativa.

Queda claro que, para mejorar la educación, además de una formación docente de calidad, hace falta un compromiso desde todos los niveles de la sociedad, ya que tal como nos recuerda José Antonio Marina, haciendo referencia a un viejo proverbio africano “para educar a un niño hace falta la tribu entera”.


Grupo de Investigación Universidad de Córdoba 

SEJ-664: Laboratorio de Investigación en Educación (LIEDU)

https://lanochedelosinvestigadores.fundaciondescubre.es/investigador/maria-caballero-cobos/

Sobre mí

Convencida de que la educación, al igual que le resto de saberes debe basarse en la evidencia de las aportaciones de la ciencia, no podemos olvidar  que es el profesor el que finalmente  debe hacer de la ciencia el arte de enseñar

Líneas de investigación

Neuroeducación, innovación metodológica, educación inclusiva.

Una gran lección: todos podemos mejorar si sabemos cómo

 

La lección más importante que mis propios alumnos me han enseñado es algo tan básico como que a todos nos gusta conocer nuestro cerebro y  entender los motivos por los que aprendemos mejor. Para conseguirlo partimos de la idea de que en cualquier profesión es imprescindible conocer las herramientas de trabajo. ¿Y  los padres, los profesores, o los propios los estudiantes, conocemos la herramienta que nos ayuda aprender: el cerebro? ¿Sabes cuánto tiempo dura la atención al estudiar, cuántos elementos puedes mantener en tu memoria de trabajo o durante cuánto tiempo puedes hacerlo? Y, sobre todo, ¿qué estrategias puedes usar para mejorar ambas?

Conocer nuestro cerebro es la base de un aprendizaje eficaz

Para ayudarte a mejorar hemos planteado un programa de técnicas de estudio eminentemente práctico y adaptado al cerebro adolescente, que puede ser usado tanto dentro como fuera del aula. Se trata de un  libro donde, a través de actividades, vídeos y tareas, encontrarás respuestas que te ayudarán a entender los motivos del cerebro; mejor dicho, de tu cerebro, comprendiendo el porqué del aprendizaje, para que puedas sacar ventaja de tus propias capacidades a través de estrategias que te ayudarán a aprender más y mejor.

Resultados destacables

La Neurociencia nos da muchas ideas aisladas para mejorar como profesores, pero esas aportaciones hay que adaptarlas al contexto del aula. Por eso, nos propusimos diseñar un programa global de formación del profesorado en Neuroeducación. No solo lo conseguimos, sino que, además, constatamos la mejora en el aprendizaje de nuestros alumnos con un doctorado y lo hemos compartido en tres libros publicados por Pirámide.

·     ARTÍCULOS Y COMUNICACIONES, PROYECTOS y DISERTACION DOCTORADO

Caballero, M. (2013). Las inteligencias múltiples y los estilos de aprendizaje en la enseñanza individualizada en J. Zimarro (coord.), Educar en competencias básicas para la vida (pp. 159-170). Montilla: Programa ARCE.

 

Caballero, M. (2015). Las inteligencias múltiples: el eslabón entre la enseñanza individualizada y el trabajo cooperativo. . Revista Digital de Educación y Formación del Profesorado.

Comunicación congreso XI congreso nacional de evaluación formativa y compartida:   la evaluación educativa: entre la emoción y la razón. UCO. Córdoba.  Neuroeducación: desde la evaluación del perfil individual hasta la evaluación del aprendizaje

Caballero, M. (2019). “Neuroeducación para profesores”. Un método: dos libros. Ruta Maestra. Santilllana. Colombia. Caballero, M. (2013).

LLORENT, V. J., CABALLERO-COBOS, M., & GARCÍA-CABRERA, M. D. M. (2021) Relations among social, emotional and moral competencies, reading and mathematical competence in students of secondary education. Espacios. DOI: 10.48082/espacios-a21v42n09p08

Caballero, M. (2019). Neuroeducación: desde la evaluación del perfil individual hasta la evaluación del aprendizaje. En García, A. R., & Arenas, M. P. G. XI CONGRESO NACIONAL DE EVALUACIÓN FORMATIVA Y COMPARTIDA La evaluación educativa: entre la emoción y la razón. Comunicación llevada a cabo en el congreso UCO. Córdoba.

Caballero, M. (2009). All in One. Proyecto integrado bilingüe Revista Digital de Educación y Formación del Profesorado- Córdoba.

 

Cobos, M. C. (2021). Impacto en las competencias del alumnado de educación secundaria de un programa holístico de formación del profesorado desde la neuroeducación como base del cambio metodológico en el aula (Doctoral dissertation, Universidad de Córdoba (ESP)).

Caballero, M., & Llorent, V. J. (2022). The effects of a teacher training program on neuroeducation in improving reading, mathematical, social, emotional and moral competencies of secondary school students. A two-year quasi-experimental study. Revista de Psicodidáctica (English ed.).

Caballero Cobos, M. (2021). Impacto en las competencias del alumnado de educación secundaria de un programa holístico de formación del profesorado desde la Neuroeducación como base del cambio metodológico en el aula.

https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1136103422000132


·     CONGRESOS

Caballero, M. (2019). Neuroeducación: desde la evaluación del perfil individual hasta la evaluación del aprendizaje. En García, A. R., & Arenas, M. P. G. XI CONGRESO NACIONAL DE EVALUACIÓN FORMATIVA Y COMPARTIDA La evaluación educativa: entre la emoción y la razón. Comunicación llevada a cabo en el congreso UCO. Córdoba.

Caballero Cobos, M.   (13, 14 y 15 de octubre de 2022). Programa de técnicas de estudio a través del desarrollo de un modelo integrado de funcionamiento ejecutivo y metacognición en la ESO [Comunicación en congreso]. I Congreso Internacional De Neuropedagogía. De la Neuroeducación a la Neurodidáctica: Metodologías docentes inclusivas, tecnologías emergentes.Madrid

https://octaedro.com/wpcontent/uploads/2023/09/9788419900326.pdf

 

 Vocación

Llegué buscando respuestas a la crisis en la educación y sigo aquí porque estoy convencida de que la educación no se puede cambiar desde un despacho, sino desde dentro del aula y con rigor científico.

Mi meta última

Mi meta última es conseguir una educación de calidad capaz de nivelar las diferencias sociales. Mi deseo es seguir investigando sobre las ventajas de incluir el conocimiento del cerebro en la formación docente, tanto inicial como permanente.

¿Por qué es necesaria una Neuroeducación de profesores y para para profesores?

Esto que puede parecer un juego de palabras, “neuroeducación” para profesores, pretende reflejar la necesidad de que el profesorado cuente con una formación en el conocimiento del cerebro (neuro) como base del cambio metodológico que nos permita detectar, tratar y solucionar los problemas de la escuela actual (educación).

La formación del profesorado como parte de la solución

Hoy en día nadie duda de que la educación es la mejor herramienta para avanzar hacia una sociedad más democrática, capaz de equilibrar las desigualdades sociales. Por ello, la escuela y, en consecuencia, su profesorado, deberían ser uno de los pilares más importantes. Para conseguirlo, se hace necesario que el profesorado que contemos con la formación necesaria que nos permita enseñar en este nuevo entorno en el que, al igual que en la sociedad, la diversidad y la pluralidad de necesidades debe ser atendida.

Y aunque lo que queda claro es que la educación tiene una naturaleza multifactorial, y no es precisamente fácil establecer una relación directa entre la causa y su efecto, como profesores podemos ser parte de esa solución, que aun siendo parcial, pudiera ayudar a nuestros alumnos a aprender más y mejor, porque si bien es verdad que definitivamente no todo puede ser solventado por el profesor, al igual que para curar una enfermedad no todo depende del médico, siempre hay algo que yo puedo hacer para intentar solucionar el problema, independientemente de que los otros factores también deban ser tomados en cuenta por los agentes implicados.

La cuestión es que para buscar una solución lo primero es abordar las causas y para ello, lo primero es hacer un análisis racional de los problemas de la educación.

Los problemas de la educación

En primer lugar, la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en los resultados de 2018 detecta una crisis mundial de aprendizaje, señalando que más de la mitad de los niños del mundo, entre los que se encuentran aquellos que asisten a diario a la escuela, no están aprendiendo. Los datos aportados por PISA 2018 (Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos), que evalúa cada tres años lo que los estudiantes de 15 años saben y pueden hacer en ciencia, lectura y matemáticas, señalan nuevamente los mismos problemas; de hecho, en Latinoamérica, más de la mitad de los jóvenes siguen sin lograr las competencias lectoras básicas. En España la situación no es mejor, ya que dicha prueba ha sido invalidada al detectarse un patrón de respuesta anómalo por parte del alumnado, mientras que en competencia matemática y en ciencias, los españoles han obtenido los peores resultados desde que se instaurara la prueba. Y eso nos lleva al segundo de los problemas. 

Necesitamos respuestas que nos ayuden entender la nueva realidad. 

Para solucionarlo están apareciendo nuevas modas en educación, en forma de un sinfín de novedosas propuestas, que pretenden dar una respuesta a estas necesidades emergentes. Algunas de ellas incluyen las inteligencias múltiples, la gamificación, la flippped classroom, y qué duda cabe de que también debemos dominar el trabajo por proyectos y el trabajo cooperativo entre un sinfín de posibilidades. Cualquier profesor que se precie de serlo debería incluir también en sus clases las nuevas tecnologías (Kahoot, blogger, …) para intentar educar en un entorno emocionante que incluya emoción y reflexión en su justo equilibrio.

Qué duda  cabe de que la mayoría de los proyectos son geniales, ya sea un huerto escolar o un periódico, que incluyan el aprendizaje servicio o que planteen una investigación sobre nuestras raíces,  o que   simplemente usen  una herramienta u otra. 

La cuestión es que todas estas nuevas herramientas pueden ayudarnos, pero, ¿no deberíamos, además,  medir los resultados del aprendizaje desde el rigor científico?.  Lo mismo que el resto de las ciencias, la educación debería alejarse de modas y avatares políticos y centrarse en usar aquello que, con una sólida base científica, haya comprobado su eficacia través de la medición de  sus resultados con pruebas estandarizadas que permitan saber si lo que se ha hecho ha funcionado o no.

Neuroeducación: ciencia + docencia

La ciencia avanza y sus descubrimientos irrumpen en nuestras vidas. Pero ¿pasa igual en educación? Lamentablemente no.

Los avances científicos entran en nuestras vidas de forma natural, de modo que todos tenemos teléfonos celulares de última generación y queremos que nos operen con la tecnología más reciente. Por ello, al médico se le exige que esté al tanto de los últimos avances en investigación de su especialidad, que sepa de farmacología y que también esté enterado de los progresos tecnológicos. Sin embargo, en educación lamentablemente no pasa igual, porque a pesar de que en las últimas décadas se ha avanzado más en el conocimiento sobre el cerebro que los últimos siglos, seguimos enseñando como se hacía antes, eso sí, con aparatos digitales.

Afortunadamente una nueva ciencia, la neuroeducación, está cambiando el panorama, ya que nos ayuda a integrar todo este conocimiento científico en el aula. Parte de la idea de que, al igual que en el resto de las profesiones, en nuestro caso, como profesores, debemos conocer la herramienta que nos ayuda a trabajar, el cerebro, y tener en cuenta su papel en todo el proceso. Porque si bien es cierto que todo aprendizaje cambia el cerebro, la educación lo hace de una manera intencionada, con el objetivo de aprovechar de forma consciente las posibilidades proporcionadas por el mismo.

Por esto, resulta fundamental que la pedagogía asuma parte del discurso de la neurociencia con el objetivo de dar más solidez al proceso de enseñanza y aprendizaje. Para dotar al profesorado de las herramientas necesarias que les permitan unir neurociencia y educación, muchos están de acuerdo en que se requiere una alfabetización neurocientífica del profesorado (Marina, 2012; Forés, 2015, Caballero, 2017; 2019).

"Deberíamos aunar  ciencia y docencia desde  el concomimiento real de los problemas del aula, alejándonos de modas y despachos"

Sin embargo, no se trata de transformarnos en neurocientíficos, sino de proporcionarnos, de manera clara y efectiva, los fundamentos del funcionamiento cerebral y conocer cómo este se relaciona con el aprendizaje desde la perspectiva de su aplicación real en el aula. Según Marina (2012) el acercamiento entre ambos campos debe basarse en la práctica real en el aula, porque desde los conocimientos teóricos hasta su aplicación real hay mucha distancia.

Neuroeducación + práctica docente = Un modelo metodológico 

El proyecto que presentamos nace con la clara intención de tender un puente entre neurociencia y docencia, y con el objetivo de dotar al profesorado de un material que sirva de base para su formación en este campo. Presenta de forma sencilla y clara las aportaciones que, desde la pedagogía, la neurociencia y la psicología clínica, usamos en nuestro quehacer diario como profesores, partiendo del convencimiento de que se puede enseñar de otra manera si unimos neurociencia y educación, y atender a las diferencias individuales en cada momento.

La neurociencia nos da las claves para entender qué podemos enseñar y aprender y cómo hacerlo, teniendo en cuenta la neuropsicología del cerebro en desarrollo.

Para conseguirlo, el profesor debe tener un conocimiento básico sobre su funcionamiento, que incluya desde las características evolutivas de la etapa en la que enseñamos hasta las necesidades específicas de cada persona, y que tenga en cuenta que todos somos diferentes y, en consecuencia, nuestra forma de aprender también.

Aprendizaje. Interacción de factores

En el aprendizaje no podemos aislar la influencia de cada variable, ya que es la interacción conjunta de todas ellas lo que condiciona el resultado porque al enseñar y aprender, todos los factores interactúan.

Para enseñar, y por supuesto para aprender, debemos partir de las diferencias individuales y tener en cuenta desde una perspectiva global e integradora todas las variables que intervienen, contemplando tanto los aspectos cognitivos, afectivo-motivacionales, sociales y físicos, como las estrategias autorreguladoras del proceso de aprendizaje (lugar, tiempo, planificación…).

“Conocer el funcionamiento del cerebro al aprender es necesario, pero ser capaces de adaptarlo a cada persona dentro del currículo es imprescindible”.

Todo el conocimiento que aporta la neurociencia quedaría incompleto sin un cambio metodológico por parte del profesor, que garantice una atención individual dentro del aula inclusiva al enseñar matemáticas, lengua, inglés o cualquier otra materia del currículo (Caballero, 2019).

Sin embargo, tal como dice Blakemore (2011), “sabemos un poco de lo que pasa en el cerebro cuando aprendemos, pero casi nada sobre lo que pasa en el cerebro cuando enseñamos”.

Por eso es imprescindible que el profesor sea consciente de dichos procesos y tenga en cuenta la neurodiversidad en el aula. Además, el maestro actual debe ser capaz de controlar los mecanismos atencionales y motivacionales, porque enseñar y aprender empieza por atender, sin embargo, para lograrlo no solo hay que querer, sino también, saber cómo hacerlo, prestando especial atención al desarrollo de las funciones ejecutivas, sin olvidarnos de los aspectos inconscientes del aprendizaje. Todo ello nos va a permitir ayudar a la persona a desarrollarse en todas sus facetas, adaptándonos a su perfil individual. Pero nada de esto estaría completo si solo nos basamos en la atención individual, porque el ser humano es social por naturaleza, y es en la sociedad donde se realiza plenamente. De hecho, las nuevas necesidades de la realidad actual recomiendan incluir el trabajo en grupo como herramienta fundamental en el aula.

Sin embargo, para conseguir llevar a cabo un cambio en el aula, no podemos basarnos solo en acciones puntuales, sino que es necesario un cambio en la metodología del profesor que garantice la continuidad, independientemente del método o la técnica que estemos usando.

El Modelo Metodológico Holístico Basado en el Cerebro (BRAIM) nace de la necesidad de incluir el conocimiento que nos aporta la neurociencia en una metodología global, que nos permita trabajar simultáneamente con todos nuestros alumnos como base de cualquier tarea o proyecto.

Por eso, desarrollar unas habilidades socioemocionales que permitan a nuestros alumnos gestionar de forma eficaz sus vidas es imprescindible. Sin embargo, no podemos olvidar que en los colegios se trabaja una serie de contenidos curriculares, que se sustentan en el avance progresivo del saber de un determinado campo distribuido a lo largo de toda la educación. Y hemos de hacerlo generando habilidades para la vida y asentando las bases sobre las que puedan sustentarse aprendizajes futuros, ya que el conocimiento necesario para asumir con éxito los retos, tanto personales como académicos, no puede improvisarse si no se ha ido desarrollando poco a poco y de forma progresiva, y eso implica hábitos, disciplina y esfuerzo.

La solución está en infusionar los conocimientos que nos aporta la neurociencia en nuestro día a día dentro de la materia que enseñemos, adaptando nuestra forma de enseñar para que todos puedan aprender a su propio ritmo en la misma aula.

Por todo ello, planteamos un modelo de enseñanza que, partiendo de los nuevos avances de la ciencia, en concreto la neurociencia, nos ayude a los educadores a definir el perfil de cada estudiante y desde ahí, ser capaces de aplicar unas estrategias específicas adaptadas a sus necesidades individuales, gestionando de forma apropiada tanto el currículo de cada materia como el currículo oculto (motivación, uso apropiado del refuerzo…).

Todo ello sin olvidar que las emociones deberían estar en la educación como la sal en la comida: siempre presentes, pero sin que se noten, y ayudarnos a transmitir conocimientos en un ambiente seguro, en el que el niño se sienta motivado para querer aprender e intentar superar los obstáculos que se encuentre en el camino

En este artículo, publicado originalmente en Ruta Maestra, aclara cómo la educación es la mejor herramienta para avanzar hacia una sociedad más democrática, capaz de equilibrar las desigualdades sociales y, por ello, la escuela y su profesorado deberían ser uno de los pilares más importantes.

martes, 25 de enero de 2022

¿Cómo trabajar en un clase con 30 alumnos? : parte de la respuesta está en la clase alineada


¿Cómo trabajar en un clase con 30 alumnos?

Enseñar dando una clase magistral en la que se dé una única explicación del tema, donde todos hagan las mismas actividades y finalmente se haga un único examen, ya no tiene sentido, porque perderíamos en el camino al alumno más lento, pero también al más rápido.

De ahí que, ser capaces de atender a la diversidad del aula implica que debemos adaptar nuestra forma de enseñar a cada perfil individual, empezando por evaluar las necesidades de cada alumno, definir los objetivos y, finalmente, llevar a cabo una evaluación en función de todo lo anterior.

Alineación constructiva (Biggs)



Es decir, debemos llevar a cabo lo que Biggs (2012) llama “una alineación constructiva” en la que se alineen los objetivos de aprendizaje, las tareas previstas para que el alumno asimile el contenido y, finalmente, llevar a cabo las pruebas de evaluación pertinentes que nos permitan comprobar lo que nuestros alumnos han aprendido.

Clase alineada. Adaptado de Biggs 2012.

Por lo tanto, para crear una buena planificación es necesario

  1. Definir el área de aprendizaje: tema relevante.
  2. Definir los objetivos para cada persona, correctamente planteados.
  3. Definir las tareas y el andamiaje necesario en cada caso.
  4. Definir la forma de evaluar en función del perfil individual.

Perfiles individuales

Queda claro que nuestros métodos de enseñanza han de adaptarse a cada persona y a su perfil individual.

Para definir el perfil individual es conveniente, además, que sea el propio alumno el que se autoevalúe, ayudándolo a analizar su perfil específico y a descubrir sus propias preferencias, planteando una reflexión que incluya al menos los siguientes aspectos:

ü  Su estilo de aprendizaje: visual, auditivo, kinestésico, cooperativo, individualista…

ü  Su tipo de pensamiento: analítico/creativo.

ü  Sus preferencias de trabajo: autónomo e individual/en grupo.

ü  Su preferencia en cuanto al tipo de trabajo: abierto y creativo, cerrado y pautado.

ü  Su tipo de inteligencia (CI, IIMM).

ü  Sus intereses y preferencias.

ü  Sus fortalezas y debilidades.

ü  Sus expectativas.

ü 

Para definir el perfil individual nos basaremos en:

·         Las inteligencias múltiples de Howard Gardner y el modelo competencial.

·         La taxonomía de los objetivos educativos de B. S. Bloom.

·         El Modelo de enriquecimiento para toda la escuela (SEM) de Renzulli.


Alineación de objetivos, actividades y evaluación

Para definir los objetivos de aprendizaje (y en consecuencia su evaluación) en función de los perfiles individuales nos basamos en la Taxonomía Bloom ya que se fundamenta en un avance progresivo y jerárquico de la adquisición del conocimiento en el que cada nivel depende de la capacidad del alumno para desenvolverse en el nivel o niveles anteriores (López, 2014). 

Al diseñar los objetivos, hemos de prestar particular atención a los verbos que se usan para describir el aprendizaje que se intenta alcanzar y desde ahí se plantean las actividades y, en consecuencia, la evaluación.  

En la siguiente tabla adaptada de Eberly Center for Teaching Excellence and Educational Innovation (2018) recogemos algunos ejemplos que enlazan las tres variables.

Tanto en las actividades como en la evaluación podemos usar las mismas tareas. Sin embargo, en todas ellas potenciamos y valoramos el desarrollo de las habilidades de pensamiento, desde las básicas hasta las superiores, dependiendo del perfil individual.

 

TABLA 3.3.

Alineación de objetivos, actividades y evaluación

Verbos –objetivos–

Actividades - evaluación

Memorizar

Recordar

Señalar

Describir

Nombrar

Identificar

Test objetivos y tareas, tales como rellenar huecos, enlazar, preguntas de elección múltiple y, en general, tareas que requieran reconocer hechos, términos y conceptos.

Comprender

Interpretar

Resumir

Explicar

Discutir

Actividades tales como tareas, exámenes, problemas, discusiones, mapas conceptuales etc., que requieran del estudiante que resuma, compare, clasifique, categorice, parafrasee…

En general aquellas actividades que requieran la comprensión basada en el conocimiento previo.

Aplicar

Demostrar

Practicar

Emplear

Solucionar

Usar    

Actividades tales como problemas, actuaciones, tareas en el laboratorio, prototipos o simulaciones que requieran que los alumnos usen procedimientos para resolver o llevar a cabo tareas con las que no están familiarizados o aquellas en las que tengan que determinar los procedimientos más eficaces para resolverla.

En general son todas aquellas tareas en que el estudiante transfiera y aplique lo aprendido.

Analizar

Diferenciar

Relacionar

Inferir   

Discriminar

Actividades tales como estudio de casos, trabajo en el laboratorio, proyectos o debates…

En general aquellas actividades que requieran de los estudiantes que discriminen o seleccionen las partes más relevantes e importantes para determinar la forma en que funcionan los elementos en su conjunto, las tendencias valores e intenciones subyacentes.

Evaluar

Evaluar

Criticar

Valorar

Actividades en las que se lleve a cabo una evaluación en la que se aporte una valoración propia.

En general actividades que demanden del alumno que dé su opinión, valore o juzgue, es decir que analice y evalúe.

Crear

Generar

Inventar

Diseñar

Actividades tales como proyectos de investigación, actuaciones, ensayos, planes de trabajo, diseño de productos y en general aquellas en las que el alumno tenga que construir, diseñar o generar algo nuevo.

 

Adaptado de Eberly Center for Teaching Excellence and Educational Innovation, Universidad Carnegie Mellon. “Whys and Hows of Assessment”.




20 cortometrajes para educar en valores

20 cortometrajes para educar en valores
El cine ha llevado a la gran pantalla muchas películas en las que se tratan temas relacionados con el mundo de la educación. Continuamos ampliado esta entrada con vuestras propuestas hasta alcanzar los 20 cortometrajes para educar en valores. Con ellos, el alumnado reflexionará sobre la amistad, la solidaridad, el trabajo en equipo, el respeto a las personas…