En el aprendizaje
intervienen numerosos factores y que todos pueden ser
importantes y es en la base, en los cimientos, donde debemos empezar
a construir para optimizar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Los
pilares se sustentan en las cuestiones más básicas que garantizan nuestra
supervivencia como especie, es decir, sueño, alimentación, movimiento y, por
supuesto, sentirnos seguros; para ello, las emociones son el termómetro que
guía todo el proceso. Y, por último, no podemos olvidar los aspectos
cognitivos, es decir, el tipo de inteligencia, el estilo de aprendizaje, el
papel que juega la atención o la memoria…y, todo ello, va de la mano. Al enseñar y aprender, todos los
factores interactúan y el cerebro va a ser nuestro hilo conductor. 4 Pilares de la neuroeducación que hay que tener en
cuenta en el aula Para
analizar cada uno de los aspectos que intervienen en el aprendizaje y, sobre
todo, hacerlo desde una perspectiva integradora vamos a partir de 4 pilares
de la neuroeducación en el aula: 1. En primer lugar, igual que en el
resto de profesiones, se da por sentado que debemos conocer la herramienta
que nos ayuda a trabajar, en nuestro caso es imprescindible tener en
cuenta el papel del cerebro en todo el proceso. El cerebro humano ha
evolucionado para educar y ser educado; y ser capaces de explicar y
comprender los procesos cerebrales que están en la base del aprendizaje: la
memoria, las emociones, los sentimientos… podría modificar las estrategias
pedagógicas para adecuarlas a las características de las personas y sus
necesidades específicas, consiguiendo así que nuestros métodos de
enseñanza se adapten a las etapas del desarrollo evolutivo y a las
diferencias individuales. Por ello, en nuestro caso, analizamos el papel del
cerebro en cada caso. 2. En segundo lugar, a lo largo de la
historia son muchos los modelos que han intentado explicar el
aprendizaje desde una perspectiva diferente y en numerosos casos alejada del
modelo anterior. El conductismo se centró en el análisis de la conducta,
el cognitivismo lo hizo en los aspectos cognitivos, Bandura en el aprendizaje social, y así
un largo etc. En nuestro caso, sin pretender hacer un análisis
exhaustivo de todas ellas, partimos de que cada teoría del aprendizaje hace
aportaciones parciales y complementarias al proceso, planteándonos la
utilidad de usar aspectos concretos independientemente de que el modelo
global nos resulte útil o no. 3. En tercer lugar, la clave
está en que al enseñar y, por supuesto, para aprender, debemos partir de
las diferencias individuales, y tener en cuenta desde una perspectiva
global e integradora todas las variables que intervienen en el aprendizaje, ya
que todas ellas pueden ser igual de importantes, contemplando tanto los
aspectos cognitivos, afectivo-motivacionales, sociales, físicos, como las
estrategias autorreguladoras del proceso de aprendizaje (lugar, tiempo,
planificación…) y que debe ser la habilidad del profesor la que seleccione la
más apropiada en cada caso. Por ello planteamos una división que parte de los
aspectos físicos, comenzando por la neurona, el sueño y la alimentación,
pasando por los aspectos emocionales, analizando los reforzadores en el aula,
el papel de las emociones en el aprendizaje o el papel del auto concepto…
Desde la perspectiva social presentamos una breve introducción al trabajo
cooperativo en el aula. Para el análisis de los aspecto cognitivo proponemos
una doble división en procesos cognitivos básicos (percepción, atención y
memoria) y superiores (lenguaje, pensamiento, creatividad e inteligencia. la
inteligencia). 4. Partimos de la necesidad
de que el conocimiento que nos aporta la ciencia se aplique de forma práctica
en el aula. Y en todo
ello, el cerebro va a actuar como hilo conductor, permitiéndonos aglutinar
perspectivas tan diferentes. ¿Estás
usando el cerebro del alumnado como base del proceso de
enseñanza-aprendizaje? Es muy importante para que este proceso sea lo más
eficiente posible. |
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